Gnomos by Jesús Callejo

Gnomos by Jesús Callejo

autor:Jesús Callejo [Callejo, Jesús]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 1995-12-31T16:00:00+00:00


Por citar tan sólo unos ejemplos donde intervienen estos guardianes decir que Publio Hurtado menciona en Extremadura al gigante morado de las ruinas de la dehesa del Berrocalillo, que daba unos potentes golpes de maza capaces de aterrorizar a los buscadores de tesoros que se adentraban en una sala subterránea de dichas ruinas, la cual custodiaba fielmente. De cualquier forma, dicen que por fin sacaron de allí unas cortinas que se destinaron más tarde a cubrir el cristo de San Lázaro.

En el mes de mayo de 1958 un grupo de obreros que cavaban un hoyo para instalar un poste de un tendido eléctrico en un promontorio de Wexford, en Irlanda, tuvieron una experiencia curiosa. Los aldeanos del lugar ya les habían advertido que aquel promontorio era la morada de la «Gente Menuda» que no eran otra cosa que sus gnomos locales, y que si instalaban el poste, éste se caería. Como era de esperar, los obreros hicieron caso omiso de estas advertencias, considerándolas burdas supersticiones, pero a la mañana siguiente, al presentarse en el lugar, observaron con asombro que el pesado poste yacía en la tierra. El capataz, incrédulo, ordenó colocarlo de nuevo y vigilar a los aldeanos como principales sospechosos. Al día siguiente, ídem de lo mismo, a pesar de que el resto de la línea seguía en su sitio. De nuevo el capataz ordenó colocar el poste, pero hincándolo a más profundidad. A la mañana siguiente, imagínenselo. La sonrisita de la gente era difícil de disimular. La conclusión es fácil de adivinar: el poste se colocó, por fin, unos metros más allá del promontorio y allí sigue todavía.

Cuatro años después, en 1962, ocurrió otro suceso espectacular con estos gnomos. El escenario esta vez se sitúa bastantes kilómetros más al norte, en Islandia, en una planta de procesamiento de anchoas. Los obreros hicieron oídos sordos de una leyenda islandesa que aseguraba que en una construcción se debe reservar un trozo de terreno para los misteriosos «hombrecillos ocultos». No se respetó esta tradición, invadiendo las taladradoras el terreno que pertenecía a estos seres, rompiéndose de forma extraña los brocados de los taladros. El director de la fábrica consultó a un vidente, y éste, estableciendo contacto telepático con los «hombrecillos», comunicó que una entidad muy poderosa había elegido aquel terreno como habitáculo, pero, si le daban cinco días, buscaría otro lugar. El director de la fábrica accedió a este condición y a partir del quinto día se reanudaron los trabajos sin que hubiera ya ningún problema. En estos dos casos no custodiaban riquezas ocultas pero sí un lugar sagrado para ellos.

Las aluxes precolombinos

En Mesoamérica y Sudamérica existen abundantes testimonios de habitantes del submundo y de dioses guardianes de túneles, a veces vinculados a tribus feroces de indígenas. A este respecto, existe una historia real en la que interviene el presidente de EE. UU. Franklin D. Roosevelt. En el mes de marzo de 1942 se entrevistó en la Casa Blanca con David y Patricia Lamb que acababan de regresar de Chiapas. Le



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